lunes, 28 de julio de 2014

Video juego

Es un momento aislado del resto que parece eterno, un instante en el que se toma la decision de hacer algo distinto, algo nuevo e impensado. En ese momento logramos sacarnos los miedos y las dudas de la espalda y damos el primer paso, con cautela, un segundo y un tercero y así hasta llegar a destino. Finalmente actuamos - quizás algo forzados- y descubrimos que no existe tal cosa como el cuco, desbloqueamos un nuevo pergamino que se abre y libera un eco distante que avisa "Level Up". Encontramos nuevos pensamientos, deseos y emociones, nos otorgan como premio una medalla al valor y nuevos poderes.
 Descubro mientras escribo que la vida es un video
juego eterno, donde el nuevo nivel nos trae otras dificultades y nuevas dudas internas, la realidad es que nuestro enemigo más complejo somos nosotros mismos, pero sin embargo seguimos jugando, seguimos viviendo, seguimos siendo generadores de nuestra propia historia.
Filosófica, creo que puedo decir que me levanté filosófica y metafórica, esas cosas que pasan después de un fin de semana que nos pone en frente nuevas pruebas, me inspiran las charlas que terminan de decantar unos días después, un poco después que se va el ultimo resabio de resaca. Y me decido a escribir sobre ellas, como descarga, porque en algún lado se guardan los secretos y las historias.
Concluyo pensando que este es un juego que no voy a dejar de jugar, ya pasé niveles que dijeron que eran difíciles, acá estoy. Gané, perdí, me premiaron y aprendí las tácticas correctas para superar cada enemigo. La cabeza y el corazón me dicen que siga y voy a seguir, total en la mochila, tengo todavía monedas para comprarme las armas que me falten.

Donkey Kong no me gana más

jueves, 3 de julio de 2014

Palabras fantasmas

♀ "Nunca había comprendido la magnitud de las palabras" dijo entre risas mientras pasaba a la computadora el resultado de una mañana de trabajo. Hablaba sola, había alcanzado un punto de su vida en el que disfrutaba de su propia compañía y se encontraba muchas veces riendo o contestando en voz alta las cosas que pasaban en su cabeza. Pensó en todas las veces que usó esas palabras y en las consecuencias que trajeron consigo.Recordó cientos de eventos, positivos, negativos, bizarros. Muchas veces había abierto las puertas a nuevas amistades, el refuerzo de muchas relaciones. Había reunido viejos amigos que de tanto tiempo sin verse ya no sabían cuál era la razón de la distancia. Esas palabras calmaban llantos, aún a la distancia, daban calor y teletransportaban a una persona a donde fuera necesitada. Notó que no era la misma respuesta ante la novedad de uso, que era ahí dónde caminaba al filo de la cornisa. Es la "primera vez" el momento en que se hace real. Ahí es donde las palabras se convierten en una suerte de Godzilla asesino mezclado con ninjas y Voldemort con cuernos de Belcebú y es ahí donde el destinatario tiembla, se le ven las piernitas tiritando y la duda en los ojos. Dudas que no eran necesarias, porque estaba todo claro, era un monstruo transparente y extrovertido. Volvió a reírse, esta vez por la metáfora elegida, dejó el escritorio y fue a buscar un café. Decidió no pensar más en eso y siguió con la mente en la carga de datos. Se le vino su cara a la mente, recordó lo que sintió, lo que pensó y lo que usó como antesala a sus palabras, básicamente dijo: "Ahora voy a decirte algo y seguro esas palabras se conviertan por producto de tu cabeza en un zombi robot programado para perseguirte dormido y despierto, un monstruo que come cachorritos y bebés, pero quedate tranquilo que es un inofensivo producto de tus miedos" y lo hizo, lo dijo despacito, con calma, dándole la mano para que lo asimilara, mirando directo a los ojos para que viera en la profundidad que era honesto. Inmediatamente después de confesar parpadeó, y antes de terminar de esbozar la sonrisa que surge después de sacarse un peso de los hombros, antes de terminar de abrir los ojos, vio como delante suyo había una cortina de humo tras la cual -a la distancia- vio a su acompañante corriendo destartalado. Miró a su lado, y ahí notó que parado a su lado estaba el monstruo, verde, grande, viscoso, con las vísceras expuestas, un parche en el ojo izquierdo y un enorme tatuaje con calaveras y fuego en el brazo derecho. Ambos se quedaron estáticos, cruzaron la vista y se encogieron de hombros entre risas. Ella dijo "Nunca había comprendido la magnitud de las palabras" y se retiró a seguir con su rutina. ♀