Es un momento donde debería estar haciendo otras cosas, y sin embargo me vienen las ganas de escribir. Creo que de todas las cosas que pasan por mi semana, si hay algo que se repite es fumar y escribir (aunque no todo se publica), creo que me centra.
Vengo con la cabeza hecha un remolino, miles de pruebas que parecen apilarse esperando que cumpla una por una sin error. Esos momentos donde soy consciente que el más mínimo desliz afectará aspectos absolutamente opuestos de mi vida. Y ¿qué hacer? lo voy analizando paso a paso -lo cual no es bueno porque sin pensar a largo plazo es donde me tropiezo.
En otros aspectos, las cosas vienen saliendo mejor que de costumbre, un año que remontó lo que parecía dificil, principalmente volví a ser yo. Es muy loco ver como la gente que me conoce hace tiempo se sorprende de lo diferente que estaba (el cambio fue tan sutil al pasar el tiempo que nadie había notado tanto) y la gente que me conoce ahora... bueno, conocen lo que soy. Ahí es donde me doy cuenta que era otra persona viviendo en mi cuerpo, cuando la gente que me ve hoy no puede creer mis historias del pasado.
El año viene llegando al final, y yo entendí muchas cosas y sigo sin entender otras tantas. Veremos que pasa más cerca del final. Como dijo una de mis grandes amigas "estas en la ruta correcta, pero no llegaste a destino" a no aflojar, a no conformarse, que según me dicen los que me conocen más que yo misma, nunca fui conformista.
A apuntar lejos que llegamos, a poner las energías donde van y a no dejar que nadie me frene. Porque esto que ves acá soy yo, y no me voy a ir a ningun lado, volví para quedarme.
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